sábado, 25 de julio de 2015

Chapter 22



HOLA MIS QUERIDÍSIMOS LECTORES, ESPERO QUE ESTÉN PASANDO UN GENIAL SÁBADO, LOS VENGO A MOLESTAR DE NUEVO CON UN NUEVO CAPI! JAJAJA Y NO ME DEMORÉ MÁS DE UN MES SIIII! JAJA GRACIAS POR SER PACIENTES, EN VERDAD QUE VER QUE AÚN ME LEEN ES... INSPIRADOR.

ESTE CAPÍTULO LO HE HECHO NUEVAMENTE EXTRA-LARGO... NO SÉ, SIMPLEMENTE ESCRIBÍA Y ESCRIBÍA Y EN FIN... SE ALARGÓ, PERO CREO QUE LES GUSTARÁ, AL MENOS A MÍ ME GUSTÓ ESCRIBIRLO :) ESPERO QUE LO LEAN, Y QUE SI LO HACEN, QUE LES GUSTE... NOS VEMOS ABAJITO.

¡Disfruten de la lectura!









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Desafortunadamente, lo que uno a veces desea puede que no se cumpla, por más que lo desees con todas tus fuerzas. Pues porque sí, obviamente volví a ver a la... Grisella, demasiadas veces para mi gusto, pero resulta que ella y su familia (que trabajan en aquella frutería) son grandes amigos con los Ganger, y es que son sus mayores clientes, ya que la panadería y repostería siempre está necesitando de las frutas entre otras cosas que venden los padres de ella.
 También resulta, que al parecer era la única que no me enteraba de dicha amistad porque Peeta trata muy bien a Grisella, más de lo que me gustaría admitir, e incluso se lleva bien con sus padres... pero bueno, Peeta es amable con todos y eso me deja a mí siendo la chica apática y grosera que apenas cruza tres palabras. En verdad que no me importa lo que piensen, yo me la paso metida atrás con el sr Ganger para enterarme de gran cosa, pero lo poco que pude observar en mis escasas idas a la parte delantera del negocio, es que los Ganger y Peeta tienen una excelente relación con los padres de Grisella... además de notar a Grisella muy... pegadiza a Peeta... Peeta siendo amable y respetuoso, pero tampoco haciendo ningún intento de alejarla. Al ver este tipo de cosas, me obligo a retroceder, volver por donde había venido, y tratar de bloquear las imágenes de mi mente.

No he hecho ningún intento de acercarme de forma personal más a él, ni dentro ni fuera de la casa en la aldea de los vencedores, sólo con verlo pegado a ella, me produce una cantidad de nudos en el estómago, comezón en el cuerpo, y lo único que me dan ganas es de alejarme antes de acabar haciendo alguna insensatez.
Algunas veces estando en la casa Peeta nota mi actitud, y me mira raro, casi como analizándome, yo no digo nada, y él acaba por rendirse y agita su cabeza de un lado al otro como para despejarse.

Sin embargo con el tiempo, a pesar de todo y de todos, hemos recuperado esa relación casi amistosa que en algún momento anterior habíamos llevado, ya no se limita a saludos y conversaciones cordiales, ni a expresiones tristes ni falsas. Cuando hablamos, me gusta contemplar la manera en que sonríe cuando cuenta alguna anécdota graciosa, cómo mueve sus grandes y blancas manos cuando quiere explicar algo, la manera en que frunce el ceño cuando está pensando en cómo solucionar algún problema... Y es que él fácilmente logra sacarme de cualquier estado cansado o triste en el que me encuentre.

Lo único que empaña todo eso, es ella, ya que no puedo evitar sentir cierta... apatía en lo que le respecta, incluso aunque sólo hayamos hablado aquella vez en la que Peeta nos presentó.

Dejo atrás todos estos repentinos pensamientos, salgo del baño, me arreglo como siempre y salgo directamente fuera de la casa, preparada para un nuevo día, sin mirar atrás.





Entro por la entrada principal del negocio, haciendo sonar como todos los días la campanita que funciona como timbre, la sra Ganger está allí, al verme, me sonríe y sale directo a saludarme.

-¡Oh querida! Pensé que no vendrías, te estabas demorando. - exclama mientras me da un rápido abrazo.
-Sabe que no, siempre estaré aquí dispuesta a realizar mi trabajo. - le respondo con una leve sonrisa.
-Tú siempre tan seria y tan atenta... - y me mira casi maternalmente. De repente recupera su compostura.- Querida, hoy no tengo tiempo para absolutamente nada, y te estaba esperando porque quería comentarte algo sin que George escuche... - susurra esto último.

Extrañada, me dejo guiar al amplio patio trasero, detrás de unos pocos árboles, donde ella se detiene y me encara.

-Hoy es el cumpleaños de George. - susurra emocionada, haciendo que se noten más la arrugas alrededor de sus pequeños ojos- le dije que se arreglara para la noche ya que íbamos a salir a visitar a unos amigos.
-¿En serio? Me parece muy bien, iré a felicitarlo. -y me doy la vuelta dispuesta a ir a la cocina. Pero Clare me detiene.
-¡Katniss! espera... Quiero hacerle una celebración, aquí, en nuestra casa. Nada extravagante tú sabes... una cena especial, unas cuántas personas más allegadas, leve decoración...
-Ah-oh... umm... - me quedo sin palabras por unos breves momentos. - bueno eso me parece muy agradable de su parte sra Ganger, a George no le vendría mal distraerse un poco...
-¿Verdad que no? Mi George se lo merece... - musita con una mirada del más puro amor en su rostro. No puedo evitar sentir empatía. - Pero bueno, lo que quería preguntarte es si tienes un vestido disponible y adecuado para esta noche.
-¿Qué?
-No pongas esa cara querida, ¿quienes crees tú que son nuestros allegados? Obviamente tú y Peeta están en nuestra lista. -termina con una sonrisa.

Me quedo muda, ¿un vestido? ¿salir en una cena especial? - Sé que lo hace con toda la amabilidad Clare, pero yo no creo poder...

-¡Claro que debo! La cena estaría incompleta sin ti, ya que Peeta me dijo que sí más temprano. Así que deja de negarte, permítete a ti misma salir, para que no estés todos los días haciendo lo mismo una y otra vez querida... En verdad quiero que tengamos la oportunidad de disfrutar todos. - sentencia con voz firme. Pero aún así... ni siquiera tengo que ponerme y no quiero... - Y no te preocupes por tu atuendo si es que no tienes, creo que tengo algo para ti. -me dice, sabedora. - Te veo en la tarde, y ya sabes, totalemente secreto. - y se retira del patio sin esperar ninguna objeción.

Pensándolo bien, hacer algo distinto no me caería nada mal, además que estaré rodeada de amigos, en una celebración. Cuánto tiempo sin vislumbrar nada parecido a esto... soy una inexperta, aunque en realidad nunca tuve una oportunidad propiamente dicha, simplemente para arreglarme, salir a reuniones, celebraciones, charlar alegremente con mis amigos... todo eso y más haciendo parte en la lista de lo que la guerra me quitó.
Sacudo mi cabeza y me dispongo a regresar para retomar mis deberes diarios.







Alrededor de las cinco, cuando el sr Ganger ha salido de la cocina en busca de unos bienes, ingreso a la parte delantera del negocio buscando a la sr Ganger alrededor...

-¡Katniss! - pego un brinquito ya que la voz de Peeta me tomó totalmente desprevenida. - Lo siento...
-No... está bien, - digo yo saludándolo. - ¿Has visto a Clare?
-Sí. De hecho me pidió que te dijera que la esperaras mientras busca algo allá arriba en el segundo piso. - dice mirándome inquisitivamente. - ¿Aceptaste venir esta noche?
-Umm casi obligada, pero sí.
-Ja-ja Clare puede ser muy convincente. - musita mientras termina de arreglar un pastel que tiene en sus manos. - Meteré esto en el horno, espero que esté listo para la cena o sino...
-Lo estará. - lo animo, mirando ahora detenidamente el pastel. -  Todo lo que haces te queda lo más de bien.

Peeta me mira tal como siempre hace, con el leve resplandor que parece hipnotizarme, y parece querer decirme algo pero antes de que eso pase, la sra Ganger aparece.

-Katniss menos mal que llegaste, ya te iba a buscar, ven conmigo. - y se da la vuelta directo a la escalera en forma de caracol, que está en una esquina de la estancia. - Y Peeta, es mejor que te vayas arreglando, para que cuando llegue George que no te vea.
-Eso haré, nos vemos Katniss. - dice cuando me ve subiendo las escaleras, siguiendo el rumbo de la sra Ganger.

Al llegar arriba, lo primero que noto es lo pequeño de la habitación, ya que es eso, una habitación, con una puertita en un lateral de lo que supongo será un baño, la estancia muy bien podría ser un ático, sin embargo está muy bien cuidado y conservado, con un tocador que se ve de muchos años, la enorme cama en un lado recubierta de sábanas grises, una mesita de noche, la ventana cubierta por una cortinas que lucen algo viejas, y un baúl de madera ubicado un una esquina al lado de un gran closet.

-Bueno Katniss. - la sra Ganger me saca de mi estupor, está ahora torpemente agachada al lado del baúl, revolviendo entre varias cosas. - Creo que este vestido te caerá perfectamente, era de mis años de señorita. - con esto se ríe. - Tenía la misma contextura que tú en aquellos tiempos, y este vestido me encantaba, por eso lo conservé.

Y de repente saca del baúl, un sencillo vestido de color verde... o azul marino oscuro, posiblemente llegue hasta poco antes de la rodilla, con un cinturón de seda del mismo color del vestido atado en el quiebre de la figura, de allí para arriba, está recubierto por un bonito encaje que llega hasta la altura de los hombros. Un vestido perfecto.

-Oh... Clare... es muy lindo. - susurro sin saber qué más decir.
-Lo sabía... presentía que era tu estilo, eres una chica bohemia Katniss, te quedará estupendamente, además que dejarás a más de uno con la boca abierta. - dice esto último con un guiño.

Siento mis orejas calientes al saber exactamente a quién se refiere, pero lo oculto lo mejor que puedo.

-Bien, no te quito más tiempo, aquí te dejo las zapatillas, y por favor, cuando llegues al cabello me encantaría arreglártelo. - declara. - Puedes usar el baño, estaré abajo querida, no te demores.

Con esto, sale de la habitación, y me deja a mí y toda esta nube de emociones.







Después de alrededor una hora, me paro frente al espejo del tocador, con Clare justo detrás de mí.

-Luces divina, querida. - dice con emoción palpable en su voz. Noté que al arreglarme el pelo lo hacía con una concentración tal, y con una expresión en su rostro de anhelo y a la vez tristeza, lo cual me hizo preguntarme por qué nunca tuvo hijos. Dejé que me terminara el peinado en silencio, el cual consistía en un recogido parcial de mi cabello en la parte de arriba, dejando libre unos escasos mechones sueltos; decidiendo que le preguntaría cuando se presentara la ocasión.

Ella ya se había arreglado igualmente, luciendo un elegante vestido estilo griego rosa pálido hasta los tobillos, se había rizado su pelo corto, haciéndola lucir increíblemente más joven. Definitivamente el sr Ganger quedará pasmado.

Sin más, me dispongo a bajar las escaleras pero Clare me detiene.

-Katniss, ésta es una buena oportunidad, aprovéchala. -murmura misteriosamente. Yo simplemente asiento, ella algunas veces parece saber cosas que yo no.

Bajando lentamente las escaleras, tratando de no tropezarme y arruinar el vestido, no noto que alguien se ha quedado parado justo en el inicio. Levanto mi mirada para encontrar a Peeta vestido elegantemente, luciendo demasiado apuesto, su rostro petrificado con su mirada recorriéndome una y otra vez.

-Woah... Katniss... - traga fuertemente. - Estás... estás... perfecta. - susurra esto último, con su mirada estancada en mi rostro. Inevitablemente me siento sonrojar, mientras le devuelvo la mirada con la misma intensidad. Nuestros ojos son como imanes, e incapaces de apartar la mirada, noto cómo mi corazón parece salirse de mi pecho, casi puedo escucharlo. Su mirada refleja todas las emociones que siente en ese momento, en ella puedo ver admiración, sorpresa, cariño... y una última emoción que no me atrevo a admitir ya que no estoy realmente segura. No quiero imaginar ni pensar de más de lo que en realidad es.  Lo único que hago, es sonreírle un poco vergonzosa, mientras admiro los atisbos del Peeta que conocía hace tiempo atrás, el Peeta que quiero que regrese a mí.

-Bueno mis queridos, dejemos la coquetería para después, ahora los necesito para que me ayuden a terminar de organizar todo. - interrumpe la señora Ganger nuestro momento, bajando apresuradamente de las escaleras. - Oh Peeta... estás espectacular... ¿verdad que sí Katniss?
-Uh... ah... sí. - titubeo mientras bajo la mirada y termino de bajar las escaleras.

Peeta parece despertar de su ensoñación y se dispone a ir a la cocina no sin antes mirarme por encima del hombro unas pocas veces más.

-Y tú querida, acompáñame al patio por los últimos detalles. - añade Clare dirigiéndose a la parte trasera de la casa.

Cuando llegamos, me doy cuenta de que la sra Ganger lo ha preparado todo para que luzca a la vez de elegante, muy bonito. En el centro hay una mesa, recubierta por un mantén blanco, encima de ella, un par de botellas de vino, las respectivas copas y platos en cada asiento, con un hermoso arreglo floral en todo el centro. Alrededor de la estancia, están unas extrañas luces amarillas... o doradas, no sabría decir, enredadas entre los árboles y los arbustos, cubriendo el jardín con un delicado destello de luz en toda la estancia. Esto, añadido a la luz de la noche y las estrellas, crea el ambiente perfecto para una reunión especial de cualquier tipo.

-Katniss querida, ve a por las servilletas en la cocina. - interrumpe Clare mi inspección mientras termina de colocar los cubiertos.

Con esto, devuelvo mis pasos a la cocina para encontrarme a un muy concentrado Peeta decorando un pastel.

-¡Oh Katniss! ¿qué necesitas? - dice sin levantar la mirada de su labor.
-Las servilletas, tranquilo, yo las busco. - busco en la alacena y las encuentro más rápido de lo que hubiera pensado.
-Esta dichosa crema no quiere cooperar... - dice Peeta en voz baja. - ¿Será que le añado un poco más de mantequilla? - añade hablando más para sí mismo, con sus manos empapadas. De repente mete su dedo meñique en la mezcla y me mira tendiéndomelo. - Katniss, ¿será que puedes darme tu opinión? tú tienes buen gusto.

Me quedo un poco pasmada, pero aún así pruebo el poquito de crema que me tiende, degustándolo hasta el final. - Está muy bueno, no le añadas más, oh no... mejor... yo diría una cuchara pequeña de azúcar... sí, eso. - termino mirándolo distraídamente, en modo crítico.

Al no escuchar respuesta alguna, enfoco mi mirada de nuevo en él, descubriendo que ahora me mira de forma rara, sus profundos ojos azules se clavan en los míos intensamente y, hasta diría que me mira incluso... anhelante.
De repente sumo dos más dos, y me siento enrojecer, la escena anterior puede tomarse como una completa malinterpretación, puede que sea una total inexperta en cosas como esa, pero no soy una tonta. Él parece recobrar su compostura, casi como si hubiera vuelto a él, y me mira apenado, dándose cuenta de lo que había hecho. Carraspea.

-Ehh... gracias Katniss. - dice enfocándose en su pastel. - Le añadiré un poco más de azúcar, terminaré esto rápido antes de que...

La campanita que funciona como timbre suena interrumpiendo lo que fuera que iba a decir. Puedo escuchar varios pasos entrando a la estancia, por lo que Peeta, que ya estaba terminando de decorar el pastel, y yo, nos asomamos para ver a varias personas saludándose unas con otras. Peeta y yo salimos dispuestos a saludar a los invitados, cuando una cabellera castaña clara que destaca entre la multitud sale de en medio, derechita hacia Peeta, sin ofrecerme ni una mirada.

-¡Oh Peeta! Luces muy bien, ¿cómo estás? - dice, enrollando sus brazos alrededor del cuello de Peeta.
-Hola Grisella. - saluda devolviéndole el abrazo. - Bien, tú también luces estupenda.
-Oh gracias... me esforcé en parece lo más decente posible. - dice riendo dulcemente desenrrollándose de él, pero aún así, agarrándose de su brazo. Por fin dirige su mirada a mi puesto. - Katniss, tú también estás... estupenda. - dice, su rostro arrugándose, y casi forzado cuando dijo "estupenda". Peeta no se dá cuenta de nada.
-Gracias, iré a saludar a los demás. - digo secamente y sin una palabra más.

Al acercarme a los demás, vislumbro al sr Ganger, y me dirijo hacia él, envolviéndolo en un abrazo.

-Oh Katniss... estás preciosa. - dice mientras me devuelve el abrazo. Él también luce apuesto en su traje negro, contrastando con su barba gris.
-Gracias. - le digo sinceramente, separándome de él. Al mirar a sus ojos verdes, puedo ver lo feliz que se siente, al tener todas estas personas cercanas alrededor de él, compartiendo un momento especial. Con una mano en mi espalda, me guía al resto de personas, que charlan alegremente con Clare.
-¡Oh amigos míos! Y aquí está mi Katniss... - dice la sra Ganger cuando nos ve. Los rostros de la pareja, que al parecer son los padres de Grisella, me miran, y no puedo evitar sorprenderme cuando lo que veo en sus ojos no es nada más que amabilidad, respeto y comprensión. La sra Ganger tuvo que haberles hablado de mi situación. Se lo agradezco silenciosamente. - Ya la conocen obviamente..., y Katniss, te presento a el sr y la sra Quant. - termina con una sonrisa radiante.
-Buenas noches. - digo lo más firme que puedo, mirando a los señores. La sra no puede pasar de los sesenta, mientras que el señor si ya luce un poco mayor, los dos lucen elegantes, y sus sonrisas bastante amables. No puedo evitar pensar en dónde habrá dejado eso Grisella. Ellos me saludan igualmente, y sin más palabras, nos dirigimos al patio.

Cuando todos están sentados y charlando cómodamente, el sr Ganger abre el vino para ofrecerle a sus invitados. Todos ríen y toman alegremente, mientras la sra Ganger y yo, ubicamos la comida en la mesa para así empezar a comer. Me sorprendo al ver a Grisella ayudando a llevar las cosas a la mesa, sin embargo después no tanto cuando veo que lo más probable es para quedar bien en frente de Peeta, que en esos momentos lleva en sus manos un hermoso pastel.
Al estar todos ubicados finalmente alrededor de la repleta mesa, Grisella en la cabeza, con Peeta a un lado, yo en el otro, el sr y sra Ganger al lado mío y los señores Quant enfrente de ellos.

-Katniss, ese vestido te queda adorable. - dice la sra Quant con una sonrisa agradable.
-Gracias. - respondo con vergüenza.
-¿Verdad que sí Theresa? Es perfecto para ella, dejó a más de uno boquiabierto. - dice la sra Ganger, guiñándole a Peeta. Él se pone colorado e incluso puedo sentir a Grisella tensándose un poco.
-Pero bueno George, ¿siempre nos vas a decir cuántos años es que cumples? - añade el sr Quant al ver que la mesa se ha quedado en silencio.
-Ja-ja ese es un secreto entre Clare y yo. - responde el sr Ganger mirando adoradoramente a su esposa. Ella le da un besito en la mejilla.

Y así, entre conversaciones, anécdotas divertidas,un par de horas pasan, y yo riendo como nunca pensé que haría tanto tiempo seguido. Intercambio miradas con Peeta de vez en cuando, él también sigue mirándome con esa especie de cariño al verme reír tanto, yo sonriéndole de vuelta, pero siendo interrumpida con la chillona voz de Grisella, que buscaba cualquier momento para quitar la atención de Peeta en mí, desgraciadamente, lograba su empresa porque veía a Peeta muy concentrado con ella, y en ocasiones riendo abiertamente. Ese rencor insensato en mí llegaba, pero lo ignoraba escuchando las conversaciones de los demás. Alrededor de las nueve, los señores Quant anuncian que se van, por cual se despiden de todos, dejando a Grisella atrás por la misma petición de ella.
Nos quedamos solos mientras los señores Ganger van a despedir a sus amigos, yo sintiéndome una tercera con Peeta y Grisella charlando animadamente, con Peeta algunas veces tratando de meterme en la conversación, pero fallando infructuosamente, no puedo hablar cuando la tiene a ella al lado, más cuando ella no hace más que ignorarme lo más posible; por lo que me limito a terminarme de comer el pastel, que ha quedado delicioso.

En algún momento después (no podría especificar cuánto) veo horrososamente cómo Grisella se inclina lentamente hacia Peeta, él ha bajado la mirada a tomar un poco de pastel, por lo que no se dá cuenta, y yo, en un ataque total y completamente impulsivo al pensar que podría besarlo o qué sé yo... Alzo mi mano hacia mi copa que aún tiene vino (y debo decir que bastante) y hago como que voy a levantarlo cuando en vezde hacerlo, lo derramo, mojando completamente el regazo de Grisella.

-¡Ah! -  se escucha el gritito de Grisella llenando el patio. Peeta enseguida levanta su mirada, sorprendiéndose al ver a Grisella espantada.
-¡Oh lo siento! qué descuidada... - digo con la mayor cara de inocencia que tengo, sin embargo no hago nada para ayudarla a secarse. Ella me mira con furia, mientras usa servilletas para hacerlo.

Peeta se levanta, y procede a ayudarla a secarse mientras yo, trato de limpiar el mantel que también se manchó un poco.

-¿Pero qué ha pasado aquí? - dice Clare entrando junto a George.
-Katniss ha derramado el vino sobre Grisella sin querer. - respone Peeta terminando de ayudarla a secarse. Si el supiera... pienso amargamente.
-Y ahora tendré que irme. - añade Grisella haciendo una mueca, de repente su cara se ilumina. - Peeta,  ¿me acompañas a mi casa?
-Claro que sí, de hecho planeaba hacerlo, no puedes ir por ahí sola. - dice Peeta sonriendo. - Ahora es Grisella la que sonríe.

Mi interior se revuelve sin poder evitarlo, mientras veo cómo Peeta toma del brazo a Grisella y la lleva hasta la puerta. La sra Ganger empieza a recoger la mesa y el sr Ganger se despide de mí con un abrazo antes de dirigirse a su habitación. Ayudo a Clare a recoger todo, disponiéndome a lavar los platos, pero ella me detiene, y me dice que ya es tarde, que debería irme casa. Con una última sonrisa amable por parte de ella. Me pongo mi chaqueta, y salgo a encontrarme con la oscura noche.

La rabia bulle en mi interior mientras camino hacia la Aldea de los vencedores.... como siempre Grisella buscando pegarse a Peeta del modo que sea, a costa de lo que sea, creo que ya quedó bien claro su posición... y que se entienda que no está de mi parte. Pero lo que más cosa me da es que Peeta no hace nada... nada. Él deja que ella haga todo lo que le plazca... y no es que él tenga ninguna culpa, yo sé que está en su naturaleza ser cariñoso, amable, respetuoso con todos... pero ella se aprovecha de eso, y temo... temo que lo aleje de mí.

Llego a la casa más rápido de lo que había pensado, pero no tengo ganas de subir a mi habitación. por lo que me tiro en el sillón de la sala, dispuesta a que las profundidades del sueño me lleven para evitar tener que pensar más en ellos... juntos.







No sé cuándo logré dormirme, posiblemente hace quince minutos... o una hora... el tiempo no es importante ahora cuando siento cómo unos grandes y fuertes brazos me levantan, inconscientemente me pregunto quién será... aunque sólo puede haber una persona en realidad, pero aún me siento dentro del sueño como para pensar en nada más.

Con los ojos cerrados, e incapaces de abrirse siento cómo esa persona me acomoda en una cama cómoda y esponjosa... se sienten como plumas finas y suaves al tacto, mientras recuesto mi cabeza sobre esa superficie tan delicada. Alcanzo a sentir cómo me quitan las zapatillas, y cómo una sábana tibia me cubre hasta la cintura. En los tentáculos del sueño, siento como ese alguien deposita un... ¿beso? en mi mejilla y se levanta dispuesto a irse. Pero antes de que eso pase, mi mano se alza involuntariamente y lo toma por la muñeca.

-No te vayas... - susurro en una voz aterciopelada, que incluso me pregunto si en verdad estoy en un sueño o no... Sin embargo es un sueño muy real, porque puedo sentir a mi corazón agitado realísticamente, casi como si pudiera romperse si en verdad esa persona me decía que no...

Este definitivamente era un sueño muy bueno y hermoso, porque en verdad quería... no, necesitaba que esa persona se quedara, porque si era así... creo este podría ser el sueño más feliz y perfecto que haya tenido nunca.






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Notas: Bueeeeeeeeeeh, allí está! ¿qué les pareció? ¿les gustó?, pero, más importante aún... ¿qué creen que pasará? ¿esa persona se quedará? ¿o no? o mejor... ¿todo es un sueño? jajaja eeen fin, la verdad que me sentía inspirada cuando estaba escribiendo, espero no haberlos decepcionado :) ¿tieenen ideas? ¿les gustaría que pasara algo? hagánmelo saber y yo lo consideraré, esta historia es para USTEDES, por lo cual tienen todo el derecho de opinar lo que quiera.

Sin más, espero INMENSAMENTE QUE LES HAYA GUSTADO,  y sino, digánme qué no les gustó, a lo mejor lo reconsidere y lo piense mejor sobre si eso quedó bien o no :)

Por cierto antes de que me olvide, este fue el vestido de Katniss que describí... lo vi y me pareció tan... Katniss, que fue el elegido, diganme si les gusta o no, la verdad es que lo describí lo mejor que pude, pero no sé si habrás quedado bien...








Eeeeeeeeeeeeeen fin mis queridos lectores, nos leemos en una próxima entrada... que tampoco creo que me demore mucho jijiji que pasen un excelente fin de semana. Love.


Y pues claro...

¡Que la suerte esté siempre de vuestro lado!










jueves, 9 de julio de 2015

Regresé... y traje conmigo el capítulo 21!


HOOOOOOOOOOLAAAAAAAAAAAAAAAAA MISSSS QUERIDOOOS LECTOREEEEESSSS <33333


POR FIN, DESPUÉS DE... ¿3 MESES? HE REGRESADO CON USTEDES PARA SEGUIRLES COMPARTIENDO MÁS DE MI IDEA DE HISTORIA. :) EN VERDAD QUE SE ME CAE LA CARA DE LA VERGÜENZA PERO BUENO... UNO SIEMPRE TIENE INCONVENIENTES ¿NO? LOS ESTUDIOS, LA FAMILIA, LOS DEBERES, EN FIN... NO TENGO EXCUSAS QUE TRAERLES ESTA VEZ, O BUENO SÍ... PERO SON DE LAS DE SIEMPRE Y NO QUIERO ABURRIRLOS CON ELLAS. 

SÓLO QUIERO QUE SEPAN QUE POR MÁS QUE ME DEMORE UNA ETERNIDAD EN PUBLICAR, NUNCA, JAMÁS DEJARÉ ESTA HISTORIA, LA EMPECÉ CON EL PROPÓSITO DE TERMINARLA Y ESO HARÉ. TENDRÁN MÁS DE MÍ AÚN POR MUCHO MÁS TIEMPO XD.

EN FIN, YO SÉ QUE AHORA SON POCAS LAS PERSONITAS QUE ME LEEN, PERO A ESAS PERSONITAS LES QUIERO PEDIR QUE ME DISCULPEN, Y QUE ES ES GRACIAS A USTEDES Y SUS COMENTARIOS LOS QUE ME HACEN SEGUIR Y CONTINUAR BRINDÁNDOLES UNA HISTORIA QUE YO ESPERO QUE AÚN LES SIGA GUSTANDO Y CAUTIVANDO... 

BIEN, HABLANDO DEL CAPÍTULO, LES CUENTO QUE HA SIDO UN AUTÉNTICO RENEGADO, SE ME HA RESISTIDO COMO NUNCA, PERO BUENO, ESTO ES LO QUE HA SALIDO, LO HE HECHO EXTRA-LARGO EN RECOMPENSA POR LA LARGA ESPERA, ASÍ QUE PREPAREN SU VISTA, Y ¡A LEER! POR FIN

Recomendación: Tal vez necesiten releer el capi anterior, solo si no lo recuerdan, ya que es una secuencia :)
Y pues como dato, mientras escribía, escuchaba Atlas de Coldplay, que por cierto aparece en el soundtrack de En Llamas :)





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Una nueva semana llega a los extensos y arbolados terrenos del distrito 7, trayendo consigo una nueva aura, un nuevo ambiente, un nuevo aire para respirar, casi como un presentimiento, como una visión, un sentimiento optimista que hace mucho no se sentía en esa vivienda casi abandonada y olvidada en la aldea de los vencedores en el distrito 7, especialmente más notorio en un ambiente en el que antes no había más que soledad y desolación. Y es que definitivamente la perspectiva de trabajar (y aunque sea en algo tan normal), de hacer algo nuevamente por mí misma o por los demás me llena de un sentimiento de satisfacción y hasta orgullo que podría decir que creí enterrado mucho tiempo atrás debido a los juegos y la guerra. Y aunque definitivamente las circunstancias y los tiempos sean distintos, ese instinto de supervivencia prácticamente innato en mí sigue más presente que nunca. Y es que al final es todo sobre eso, ¿no? Sobrevivir, seguir adelante, vivir la vida, no dejarse vencer por los problemas por más terribles y oscuros que puedan ser… Es casi una analogía, aunque de una manera totalmente diferente al menos… En el pasado, sobrevivíamos; mi familia y yo, salía a cazar, negociaba en el mercado, administraba las cuentas y le llenaba la tripa vacía a mi mamá, mi hermana y a mí. Un ciclo completo de supervivencia.

Ahora, en estos nuevos tiempos, de igual manera sobrevivimos, cada quién a su manera, tal como Peeta y yo hacemos… sólo que la cosa se ha volteado un poco, lo cual es un completo eufemismo fundado en que mi mente no quiere rememorar ciertos hechos. Como decía, la supervivencia continúa,  Peeta yendo a su trabajo donde los Ganger, trayendo la comida y cocinándola, tratando cortésmente conmigo… sobreviviendo.

Yo, por otro lado, me levantaba, vagaba por ahí sin rumbo fijo en las profundidades del bosque, comía lo que Peeta preparaba o eventualmente lo que cocinaban los Ganger, trataba cortésmente con él de igual manera… sobrevivía... Sin embargo esta supervivencia tan característica en mí era el fantasma de las pocas las fuerzas que me quedaban, y ahora que me doy cuenta, esto sólo hacía que el vacío que sentía dentro de mí se acrecentara cada vez más, creando un pozo, un pozo que sólo podía ser llenado volviendo, o al menos tratando de volver a los viejos, pero conocidos tiempos donde me valía por mí misma.

Tal vez ahora tengo un motivo… más que el de tratar de volver a valerme por mí misma, y ese motivo es Peeta. La mirada que me dio ese mediodía en casa de los Ganger reflejaba cuánto le alegraba el hecho de que salga de la casa a una parte diferente a la del bosque, haga algo distinto, conozca un nuevo lugar e incluso nuevas personas. Sé que no es tan propio de mí hacer caso a cosas como esa, pero esa mirada fue esa llama que me impulsó a seguir adelante con mi decisión y no echarme para atrás y devolverme al estado de parcial calma en el que me encontraba.

Hace mucho tiempo que sobrevivía de tal manera que el cansancio y el sudor no podían más conmigo, en el que cazar era algo indispensable si quería seguir con vida, en el que sobrevivía con garras y lágrimas…  pero al menos tenía a Prim… Después hubo un tiempo en el que seguía sobreviviendo, pero ya sin ahínco, sin ganas de seguir puesto que mi vida ya no tenía valor, sólo un títere en manos de gente inescrupulosa…, sí, sobrevivía, pero ya no por mí, sino por Prim, rendirme habría significado fallarle.

Y ahora, bueno… ya no será igual, y de eso debí darme cuenta desde que la guerra acabó. Por el momento, sobrevivo y seguiré sobreviviendo… por Prim… por … Por Peeta.






Hoy decidí levantarme un poco más tarde de lo normal ya que ayer me quedé donde los Ganger un poco más de lo debido porque había algún tipo de festividad en la plaza, así que la gente salía más de lo normal, se paseaban más por el mercado, comprando comida y bebida para llevar a sus casas; sé esto por la Sra Ganger que me contó lo que había visto de camino a hacer las compras matutinas, confirmado por Peeta que de igual manera decidió acompañarla. Yo aún no me he decidido a salir al  mercado, pese a que mucha gente sabe que estoy trabajando con los Ganger, no es lo mismo salir y encararlos, que simplemente tener conocimiento de que ellos están enterados de mi temporal estancia en el distrito. La sra Ganger me entiende, tanto así que ya no me pregunta para salir por lo que pienso que secretamente está esperando que yo dé el paso. Y lo daré. Sólo necesito un poco más tiempo y no sé… costumbre.

De cualquier manera, tanto era el ambiente festivo en la gente y en el pueblo en general, que el restaurante tuvo las mayores ventas que haya tenido en tiempos cercanos, la cocina era un desastre, había sartenes, platos, desperdicios, verduras… todo desperdigado de un lado al otro. Repetidas veces escuché al sr Ganger musitando que no sabría que hubiera hecho si no me tuviera allí con él, ya que la sra Ganger y Peeta eran los que atendían la parte delantera que era donde se asentaba el negocio. La tarde se pasó rápidamente entre hombres, mujeres y niños que entraban y salían de la pequeña pero calurosa estancia. Al final de la noche, todos estábamos agotados, pero también con hambre ya que con tanto jaleo no hubo tiempo ni de eso. Se calentó lo que quedaba en las ollas; guisos, arroces, sopas… y bueno, embutimos todo lo que pudimos, y lo que sobró, nos lo trajimos Peeta y yo para recalentar en la mañana. Caminamos de vuelta a casa en cómodo silencio y al llegar guardamos la comida, nos dijimos las buenas noches y cada quién se fue a recostar. Mañana sería otro día. 

Y vaya qué día, pensaría un tiempo mucho después.






Arreglo mi cabello en mi trenza habitual, y me dispongo a salir por la puerta de entrada cuando escucho a Peeta gritando mi nombre desde algún punto en la cocina.

-Buenos días.- saludo cuando llego al marco de la puerta de la cocina.- Pensé que ya te habrías ido.
-¡Hey! Buenos días para ti.- responde de espaldas a mí ya que está inclinado en la encimera de la pared opuesta. Se voltea rápidamente y me regala una de las sonrisas que más iluminan su rostro. Y pensar que yo soy la que la recibe… - El sueño me pudo, y además tenía hambre, ¿quieres un poco? – y me ofrece un tazón en el que no alcanzo a ver qué hay. – Un poco de carne. – responde a mi pregunta no formulada.

 - No, pero gracias. – niego sonriendo levemente - ¿te espero para que nos vayamos donde los Ganger?
- Vale, claro… sólo espérame un tanto no más… - y se voltea de nuevo para guardar todo de nuevo. En el momento en el que pasa por mi lado para marcharnos noto que tiene una bandita de gasa anudada alrededor de su dedo gordo en la mano izquierda, instintivamente la tomo y la miro detenidamente.
-¿Qué te pasó? – cuestiono examinando la herida con mayor cuidado.
-Oh, nada… -  dice sorprendido por la repentina proximidad. – Un corte que me hice hace un rato… nada importante.
-¿Lo limpiaste? – le digo ceñuda.
-Pues… sí… con agua, no era nada por lo que preocuparse… -dice restándole importancia con su otra mano. -  Vámonos ya, los Ganger nos deben estar necesitando.- termina sacando gentilmente su mano de mi agarre y caminando directo a la salida sin una palabra más al respecto.

- Los cortes no son del tipo de no preocuparse Peeta – señalo cuando lo he alcanzado en el marco. – Sabes que necesitan de un previo cu…
-Sé lo que un corte puede llegar a causar en el cuerpo Katniss.- musita mirando a un punto a través de mí.- Y lo sé de primera mano.

Una punzada de repentino dolor  se instala en mi pecho y mi mirada se dirige a su pierna, pocas veces le he prestado demasiada atención, tal vez se debe al hecho de que él mismo la olvida, pero en momentos como éstos en los que alcanzo a ver la nostalgia y tristeza que tuvo que haber sentido en su momento, y que tal vez aún sienta después de todo… no puedo evitar sentirme culpable, ya que pude haber hecho más en su momento… o bueno, tal vez no, pero sí tal vez estar con él, acompañarlo en el momento difícil que tuvo que haber pasado acostumbrándose a andar sin una pierna, pero bien, en ese momento de nuestras vidas todos sentíamos que nos faltaba algo de alguna manera, y es que en los juegos se quedaba una parte de nosotros… Levanto mi mano y alcanzo la suya que descansa laxa en su costado, la entrelazo con la mía y enfoco mi mirada de tal manera que él pueda verme directamente a mí. Le digo con mis ojos todo lo que mi boca no es capaz de decir, que estoy con él, que lo apoyo, que cuenta conmigo… y que lo siento por no haber estado con él en ese momento de su vida… Por haberme perdido tantos momentos duros en realidad, y dejarlo solo en su miseria. Él parece entender de alguna manera mi gesto, y sonríe comprensivamente.

-Está bien Katniss… estoy bien ahora… - susurra estrechando mi mano – Estamos bien. –finaliza mirándome de nuevo con ese peculiar brillo en su mirada.
Sonrío brevemente, complacida de alguna manera por hacerlo sentir mejor, y complacida también por ese brillo en su mirada, porque cada vez lo veo más frecuentemente.


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Al llegar donde los Ganger, quienes nos saludan amistosamente, me quito mi chaqueta así como también Peeta, y me dirijo directo a la cocina a empezar con mis deberes de siempre. Sonrío para mí cuando nos rememoro a Peeta y a mí caminando a través del sendero, aún tomados de la mano, es probable que ese haya sido el momento de mayor proximidad entre nosotros desde hacía lo que pienso son siglos para mí.

-¿Y esa sonrisilla sospechosa de dónde viene? – pregunta la sra Ganger una vez entra a la cocina, interrumpiendo el hilo de mis pensamientos. No puedo evitar sonrojarme un poco.
-Oh, nada.- respondo llanamente.
-Bueno… si es lo que dices… no me queda más opción que creerte querida mía – sonríe confidencialmente. Vistiendo sus ropas de siempre; falda larga y blusa suelta, se dispone a recoger unos cuantos ingredientes con los que preparará la repostería. – Por cierto, hoy prepararé postrecillos de fruta, si te apetece no dudes en ningún momento en ir a por uno, puedes comer todos los que quieras.
-Se lo agradezco bastante sra Ganger le ase…
-¡No, Katniss querida! Ya te he dicho varias veces, llámame Clare, estamos en confianza, ya sabes.
-Oh sí, es la costumbre… Clare. - termino brindándole una mirada algo apenada.
-Mientras que te desacostumbres… pero bueno, llámame como quieras, no importa. Estaré donde siempre, por si necesitas algo.- y con esto sale de la cocina dejando detrás el leve aroma impregnado de tortas, típico de alguien que se dedica a la repostería.

El resto de la mañana pasa sin ningún inconveniente, a excepción de los usuales que implican la ausencia de un ingrediente, una leve quemadura aquí o allá, decidir el menú… pero todo marcha en ruedas.

-Katniss, ¿será que puedes ir donde Clare allá adelante y decirle que me regale un poco de canela? – dice el sr Ganger en algún momento de la tarde, como siempre todo manchado de salsas y qué se yo qué más. – Estaba pensando en hacer un plátano horneado en salsa de canela… ¿pero será que le echo algo más? –añade hablando más para sí mismo, lo cual suele pasar cuando se mete de lleno en su cocina.

Sin decir nada porque al parecer ya se olvidó de que yo estaba allí con él, me dirijo a la parte delantera de la casa que es donde se ubica la repostería junto con el negocio.

Mi visión de repente está llena de estantes llenos de postres, tortas, ponqués, pasteles de todo tipo y todos los sabores, los estantes están a cada lado de la habitación; en el centro de la estancia se encuentran unas cuantas mesas, ubicadas estratégicamente para hacer lucir la habitación más espaciosa, todas con unos bonitos manteles color crema y unas sillas elegantemente talladas en madera… no me había tomado el tiempo de venir aquí y examinarlo todo, pero no cabe duda de que los señores Ganger tienen un buen gusto, parada desde el mostrador, que es donde estoy, mi vista se pasea por la habitación en busca de la sra Ganger… Pero no es lo que encuentro lo que capta mi atención.

Afuera del negocio está Peeta, aun usando su delantal, luciendo casual y entretenido con una chica que jamás había visto en mi vida.

La chica luce una sonrisa deslumbrante, con su cabello castaño claro recogido en un moño alto, y unos cuantos rulos cayendo desordenadamente sobre su ovalada cara. No es más alta que Peeta, y no alcanzo a ver gran cosa porque de hecho Peeta me tapa casi toda la visión. Pero no es necesario. En absoluto. Ya he visto lo suficiente.

Mi cara se cierra completamente, y me expresión se torna férrea sin poder evitarlo. ¿Quién es ella? ¿Desde cuándo se habla con Peeta? ¿Por qué tanta sonrisa aquí y allá? ¿Serán… amigos… o…? No, no, no. No puedo pensar en eso… Debo pensar fríamente. Como siempre. Ignorar esta extraña punzada en mi pecho… sí.

La campanita suena una vez ingresa Peeta de nuevo, sacándome de mi ensimismamiento. Espabilo duramente, tratando de parecer lo más normal posible, y lo miro directamente tratando de buscar…

-¡Hey! Katniss… ¿necesitas algo? Casi no te veo por aquí… - dice como siempre con su amable sonrisa. - ¿Pasa algo? – dice cuando no respondo nada sino que me lo quedo mirando directamente sin disimular.
-Eh… estaba buscando a la sra Ganger. – respondo cuando ya he salido de mi estupefacción.
-¿Quién me busca? – interrumpe una voz a mis espaldas. Cuando me volteo viene con una bandeja en sus manos llena de pequeños ponquecillos.
-El sr Ganger pregunta si tiene canela – dejo salir, sin embargo noto mi voz baja y sin mucha fuerza.
-Ese George… Le digo esta mañana que si necesita y me dice que no… luego sí, después no… - musita dándose la vuelta para buscar en una pequeña alacena en la esquina.
-Bueno… Clare, iré a recoger el encargo en la frutería, ¿no necesitas algo más para traerlo en el camino? – escucho a Peeta hablar mientras se quita su delantal y se coloca su chaqueta.
- No querido mío, gracias. Te espero para que me ayudes a amasar la harina. ¡Ah, Katniss! No está aquí la dichosa canela, déjame veo atrás… - y sale de la estancia.
-Bien, umm Katniss, te veo luego. – me dirige una última mirada sonriente antes de salir a encontrarse con… ella.

Me quedo estática donde estoy con mi mente viajando a mil por hora. Sé que estoy pensando de más… Peeta no es de esos… pero ¿qué estoy pensando? Peeta y yo no somos nada y si él quiere, él tiene todo el derecho de… A mí no me tiene que importar…
Pero te importa, recalca algún lugar recóndito en mi mente.

Yo sé que él me quiere, me recuerdo tercamente (aunque me haya dicho lo contrario), en un intento de reducir esa comezón que siento por todo mi cuerpo. Y eso es todo lo que importa. Así que tomo un respiro profundo, echo todos esos pensamientos en lo más profundo de mi ser, y decido que, sea lo que sea tengo que ser fuerte, tal y como siempre he sido.







Pronto el cielo se tiñe de un azul oscuro, mientras que los últimos rayos de luz se funden lentamente en el horizonte. Estoy en la parte delantera del negocio, ordenando las mesas ya que la sra Ganger me pidió el favor de hacerlo; cuando una ráfaga de viento se cuela por la puerta principal, trayendo consigo dos personas, y una de ellas con cara de gran malestar.

Peeta.

Me enderezo inmediatamente y corro rápidamente para acercarme a él, me detengo justo en frente, tomándole la cara y notando lo pálido que está y lo caliente que se siente su piel una vez la toco.

-¿Qué…?
-Es el corte en su dedo, no se lo limpió como debería y ahora al parecer está infectado… tuvimos que venir corriendo ya que se sentía bastante mal. – me interrumpe una suave vocecilla proveniente de su costado. Tan enfocada estaba en él que ni siquiera la había notado… Claro, cómo no… es ella, pienso amargamente en mi mente.
-Katniss… estoy bien… – empieza Peeta un poco cabizbajo.
-Sí claro, se nota. – añado con sarcasmo en mi voz sin poder evitarlo. – Déjame y te ayudo a sentar. – y lo tomo por el brazo que no está ocupado por ella, agarrándolo casi posesivamente y llevándolo a la silla más cercana.

Sin que la inviten, ella se sienta en la silla contigua a él y le toma la mano para examinarla más de cerca. – ¿De casualidad tienen algo de alcohol? Esto necesita ser limpiado y tal vez después darle unos cuantos analgésicos… - dice como si yo no existiera, ni estuviera allí. Peeta parece despertar de su letargo por un momento.

-Oh Katniss, disculpa… ella es Grisella, Grisella creo que ya sabes quién… -empieza Peeta, mirándome algo apenado.
-Katniss. Sí, sé quién es. – interrumpe Grisella por fin dignándose a reconocer que existo. Levanta su ovalada cara, mostrando una perfecta sonrisa blanca combinando perfectamente con su piel cremosa y a la vez contrastando con sus perfectos ojos azules. – Encantada, no esperaba para poder conocerte. – saluda, para después volver a dirigir su mirada a Peeta.

Claro, que no se le note cuánto quería conocerme…

-Sí… pues yo no esperaba conocerte siquiera. – añado en voz baja y dura, pero creo que no me escuchó, sin embargo Peeta sí.
-Umm Grisella, creo que es mejor que te marches, ya Katniss me ayudará a…
-¡Oh pero si se te olvidaron las frutas! – vuelve a interrumpir Grisella, parece que es una costumbre. – Iré por ellas y te las traeré, la sra Ganger las necesita y lo sabes. – sin esperar respuesta se levanta, le regala a Peeta otra de sus sonrisas deslumbrantes – Ahora regreso – y sale rumbo a la puerta. Se para en el umbral, como recordando algo. - ¡Ay, casi lo olvido… qué tonta… Nos vemos Katniss! – y con una sonrisa de disculpa (muy débil en realidad) se marcha por fin.

-Umm bueno… - musita Peeta mirándome un poco incómodo ahora. – Ella es la hija del dueño de la frutería en la plaza… tiende a ser algo… - tonta, grosera… - olvidadiza – dice Peeta como disculpándola. Levanta su mirada y en ella se refleja los retazos de dolor que está sufriendo físicamente que enseguida olvido a la… Grisella, y me concentro totalmente en atenderlo.

Sin replicar nada más, me levanto y voy por la cajita de los primeros auxilios. Cuando la encuentro, me siento en la silla ahora desocupada junto a Peeta y con gentileza le tomo la mano para retirarle la bandita que encubre el corte.

-Nada importante, ¿no? – digo en voz baja recordando lo que me había dicho esta mañana. El corte es profundo y va desde la uña hasta casi la base de la palma. – Debiste haberme dicho antes…
-No quería molestar… - dice Peeta ahora con los ojos cerrados mientras le limpio la herida con un pedacito de algodón humedecido con alcohol – Además ni siquiera dolía. No sentía nada.
-Más razones aún para preocuparse. – reprocho con voz dura.
-Estoy bien ahora, Katniss… y aún mejor si estoy con la doctora Everdeen. – termina con una sonrisa coqueta, buscando aligerar el ambiente.
-Adularme no te llevará a nada. – respondo tratando de sonar dura, sin embargo una pequeña sonrisa se me escapa. – Y sabes que esto no es ningún arte… sólo es limpiar, medicar y cerrar, sin ser doctor podrías hacerlo.
-Bueno, pues entonces tengo a la mejor curadora. – dice alzando sus oscuras cejas y mirándome con ese típico brillo… tan de él… tan… para mí.
-No cambias ah… - musito en voz baja tomando un último trozo de gasa para terminarlo de curar. Cuando acabo, en un momento en el que no pienso para nada, pero sin embargo me sale con total naturalidad, levanto unos centímetros más su mano y deposito un besito en la punta de su dedo herido. – Ese es un extra, así te curas más rápido. – añado burlonamente.

Se me ha quedado mirando tan fijamente que su mirada logra sentirme el cuello caliente, enrojeciendo incluso en las orejas… - Creo que puedo sentir cómo me curo justo ahora… Es más… ya me curé… - dice en voz baja y risueña, pero con el rostro mortalmente serio.
De alguna manera nos hemos ido acercando lentamente y, sin saber, nuestros rostros sólo se encuentran a escasos centímetros de distancia. Siento cierto temblor en mis manos, sabiendo lo que pasará pero me ordeno seguir adelante… ya he llegado tan lejos como para retroceder ahora… y además que tengo tantas ganas de…

-¡Oh! ¡De verdad lamento haberme tardado tanto pero es que mi padre me acribilló a preguntas sobre cómo habías llegado Peeta! – interrumpe el hilo de mis pensamientos esa voz sonando tan dramática y bueno…, no sólo interrumpió mis pensamientos.

Peeta se voltea inmediatamente, olvidando totalmente lo que había estado a poco de pasar, dejándome estática en el mismo lugar y llevando toda su atención a la recién llegada. No puedo evitar sentirme… despreciada, por buscar alguna palabra lo suficientemente elocuente. Con reticencia, volteo mi cabeza y observo cómo ella, avanza los pasos que hay hasta llegar al lado de Peeta, coloca una canasta de lo que supongo son variedad de frutas en la mesa y toma sin permiso la mano de Peeta, mirándola con marcada preocupación en su rostro.

-¿Te sientes mejor? – y lo mira con una inocencia que no hubiera pensado que sería capaz. ¿Será que interrumpió a propósito? ¿O fue totalmente casual? Imposible saberlo, no la conozco lo suficiente, y tampoco quiero dejarme llevar por primeras impresiones, por más que mi mente quiera jugarme malas pasadas.
-Sí, tranquila estoy bien ya. Katniss se encargó. – y al fin me mira después de lo que se siente una eternidad. Luce apenado e incómodo. – Acompañaré a Grisella de vuelta, no es bueno andarse solo a estas horas, si quieres adelántate a casa Katniss, que se hace más tarde… Apenas lleve a Grisella te sigo. – finaliza liberándose del agarre de Grisella y de la intensidad de mi mirada.
-Umm, bien, sólo espera y tómate esto. – ignorando la comezón en mi cuerpo, le alcanzo una pastilla de una bolsa amarrada a la caja de primeros auxilios y se la entrego. – Es para la fiebre.
-Gracias. – y me regala una sonrisa, pero ni siquiera me mira. Se levanta y Grisella toma de su brazo de inmediato, gesto que genera nudos en mi estómago, y más aún al notar que él no la aparta. – Por favor dile a los señores Ganger que me disculpen, y que mañana estaré aquí temprano. – con esto se da la vuelta con una muy pegada Grisella a su lado.
-Claro. – respondo ásperamente. El nudo en mi estómago está haciendo efecto.
-Nos vemos pronto, Katniss. – escucho a Grisella decir cuando ya se ha cerrado la puerta.
-Espero que no. – respondo amargamente para mí misma. Deseándolo con todas mis fuerzas. 






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Notas: Bueno... allí está... eso fue lo que salió! este capítulo estará abierto a edición, si tienen algo que no les gustó, algo que le faltó, o que sintieron que no era correcto añadir, apreciaría inmensamente que me dijeran... de aquí en adelante no he escrito más nada (este capi está prácticamente salido del horno) y no he quedado muy contenta, ya juzgarán uds, por favor, necesito saber si el rumbo que estoy tomando es de su apreciación, comenten o envienme un mensaje, si tienen ideas, arguementos, lo que sea, estaré atenta. 
Tengo ideas en mente, sí, pero si uds les gustaría que añadiera algo, un nuevo tópico, lo que sea... estaría feliz en considerarlo en añadirlo, para así hacer esta historia, crecer cada día más.

Sé que este tema de una nueva chica, corriendo de aqui para allá, es algo cliché, pero quiero que sepan que mi Katniss no será la chica que saldrá corriendo a llorar... la Katniss que yo conozco es terca y orgullosa, por lo tanto, no esperen que eso pase en el fic u.u 

Sin más, ESPERO INMENSAMENTE QUE LES HAYA GUSTADO. Y si no, haganmelo saber, como les dije estará abierto a edición, sorry por ser tan repetitiva pero todo es en aras de crear una mejor historia. :)

El próximo capi, prometo que no se demorará tanto tiempo! Que si me demoro, les doy permiso para que me jalen la oreja cuantas veces quieram jaja :P

Y como siempre...




Que la suerte esté siempre de vuestro lado.





Pd: esta historia también está publicada en potterfics, por si quieren dar un vistazo, no la he publicado en ninguna  otra parte más, si la ven por alguna página fuera de blog, o potterfics, es plagio, aprecio que me informen :)